Este poema fue seleccionado para
su publicación en la antología que
anualmente publica el
CENTRO DE ESTUDIOS POETICOS,
en Madrid, España, el 4 de dic. de 2002.
Aquí estoy, madre, del otro lado del camino,
sentado a su orilla, descalzo y sin camisa.
Me estoy inventando gaviotas
de vuelos más interesantes
que el de las palomas.
Pero no porque ya no estés.
Sucede que las palomas de tus ojos
ya no están en mi distancia
para desmitificar tus miradas
planetarias y verdes.
En su lugar no quiero sombras de lutos
ni paños plañideros o velas derretidas.
Solamente el vuelo de las gaviotas
en el cielo inmenso de este mundo
que se nos está haciendo tan pequeño.
Desbocado estoy en alma y pena
más, dichoso de haberte conocido.
Contigo compartí el pan de cada día
amasado en la infinitud azul de la pobreza.
Hice mío el fondo de las cosas.
en las costas urdidas de otros mares
y en los amaneceres alucinantes del desierto,
galeones de la poesía desandando otras dársenas
pero siempre de tu mano, como aquella vez
en el parque central de Holguín,
niño pequeño en uniforme de grumete anónimo.
Aquí estoy, madre, unido a ti,
andando por siempre junto a mis retos y fracasos,
hablando estás conmigo en baja voz,
aconsejando a este obstinado
que en su laberinto trata de encontrarse algún día
con el niño que se ovilla en tus brazos
como un náufrago exhausto.
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