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domingo, 25 de marzo de 2007

PARA LA VIOLETA DE MI VALLE

Este poema fue seleccionado para su publicación en la antología que anualmente publica el CENTRO DE ESTUDIOS POETICOS, en Madrid, España, el 4 de dic. de 2002.
Aquí estoy, madre, del otro lado del camino, sentado a su orilla, descalzo y sin camisa. Me estoy inventando gaviotas de vuelos más interesantes que el de las palomas. Pero no porque ya no estés. Sucede que las palomas de tus ojos ya no están en mi distancia para desmitificar tus miradas planetarias y verdes.

En su lugar no quiero sombras de lutos ni paños plañideros o velas derretidas. Solamente el vuelo de las gaviotas en el cielo inmenso de este mundo que se nos está haciendo tan pequeño. Desbocado estoy en alma y pena más, dichoso de haberte conocido. Contigo compartí el pan de cada día amasado en la infinitud azul de la pobreza. Hice mío el fondo de las cosas. en las costas urdidas de otros mares y en los amaneceres alucinantes del desierto, galeones de la poesía desandando otras dársenas pero siempre de tu mano, como aquella vez en el parque central de Holguín, niño pequeño en uniforme de grumete anónimo.
Aquí estoy, madre, unido a ti, andando por siempre junto a mis retos y fracasos, hablando estás conmigo en baja voz, aconsejando a este obstinado que en su laberinto trata de encontrarse algún día con el niño que se ovilla en tus brazos como un náufrago exhausto.

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