Mi madre y yo
juntos en mi visita realizada a Cuba
en las Navidades del 2000.
las consolables sombras,
los abismos de la luz
y mis metáforas.
Te cantaron
las gotas de la lluvia
y las pieles
plurales de las ánforas.
Luego vinieron
las glorias de tus hijos
a vestirte
con sensatas lágrimas.
Tus hijos que se iban y venían
cargados de símbolos
y cláusulas.
Clandestinamente
llegaron los olivos
a esconderse
en lo blanco de tus sábanas.
Pero, madre, no tengo ya
el refugio de tus besos
ni el tibio mar
de tus miradas
y agoniza en el desván de la tristeza
las culpas sin puntos suspensivos.
Mi amor de hijo
se pierde tras las sombras
de los versos que escribo a tu memoria,
a tu memoria en versos, madre,
que ahora escribo.
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1 comentario:
Me han encantado estas letras,
me hacen recordar a mi abuelo que asi como usted mencione una estrofa de aquella canción lo hacía el antes de morir cuando recordaba su padre.
Me ha encantado!
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