
Te encomiendo, Quinciano, mis libritos. Si es que puedo llamar míos los que recita un poeta amigo tuyo. Si ellos se quejan de su dolorosa esclavitud, acude en su ayuda por entero. Y cuando aquél se proclame su dueño, di que son míos y que han sido liberados. Si lo dices bien alto tres o cuatro veces, harás que se avergüence el plagiario."
No dejen de visitar la página web www.elplagio.com/Plagio/ para que se deleiten y gocen con la cantidad de personalidades que han sido plagiados por otras tantas grandes figuras de la literatura universal.
Deseo aclarar que lo sucedio personalmente fue atendido con suficiente inteligencia y profesionalidad y el suceso quedó totalmente aclarado con palabras de amistad y un futuro acercamiento que puede llegar a la colaboración.
Esta anécdota puede echar por la borda lo que se plantea en esta página dirigida de manera especial y talentosa, por los Licenciados autores, Kevin Perromat y Oscar García Marchena:
"Quizás no haya odio más mezquino que el que se produce entre poetas."

A continuación lo que leí en la página ya descrita:


" Ya José Agustín Goytisolo advertía que los poetas alternan los palacios lujosísimos con las alcobas más oscuras de los bajos fondos. Odio ruín, como el que se profesaban don Luis de Góngora y don Francisco de Quevedo."
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Huidobro tiene la culpa de que Tagore se dejara plagiar.
Huidobro tiene la culpa de que Neruda leyera a Tagore.
Huidobro tiene la culpa de que Tagore gustara a Neruda.
Huidobro tiene la culpa de que Volodia descubriera el plagio.
Ataquemos a Huidobro.
Calumniemos a Huidobro.
Si los jóvenes no admiran a Neruda es culpa de Huidobr
Parece ser que la inquietud del plagio persiguió a Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto (nombre real de P. Neruda) desde muy joven; el primer poema que escribió y que mostró a sus padres sólo obtuvo la siguiente pregunta por respuesta: "¿De dónde lo has copiado?" Lo cuenta el poeta en sus memorias.
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