Sello templario de fines del S. XIII. Dos caballeros ( la díada) armados con lanza montan un mismo caballo en señal de pobreza y humildad. Ciertamente indica también haberse puesto de acuerdo acerca del destino común.
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Los Caballeros Templarios o La Orden del Temple fue una orden medieval de
carácter religioso y militar cargad
a de tintes legendarios, nacida después de la primera cruzada. Fue fundada en Jerusalén, en 1118 por nueve caballeros franceses, con Hugo de Payens a la cabeza.
En sus inicios su denominación oficial fue Orden de los Pobres Caballeros de Cristo (Pauperes Conmilitones Christi); pero más tarde fueron conocidos comúnmente como Caballeros templarios o Caballeros del Templo de Salomón (Milites Templi Salomonis), denominación surgida tras instalarse en el antiguo templo de Salomón. La designación de Orden del Temple es la traducción al francés de la denominación en latín, siendo muy extendida dados los amplios lazos Templarios con Francia.
X solicitó para pagar su rescate tras ser capturado en la VII Cruzada, y su deseo de un estado fuerte, con el rey concentrando todo el poder (que entre otros obstáculos, debía superar el poder de la Iglesia y las diversas órdenes religiosas como los templarios), convenció al Papa Clemente V, fuertemente ligado a Francia, pues era de su hechura, de que iniciase un proceso contra los templarios acusándolos de sacrilegio a la cruz, herejía, sodomía y adoración a ídolos paganos (se les acusó de escupir sobre la cruz, renegar de Cristo a través de la práctica de ritos heréticos, de adorar a Baphomet y de tener contacto homosexual, entre otras cosas). Para ello contó con la inestimable ayuda de Guillermo de Nogaret, canciller del reino, famoso en la historia por haber sido el estratega del incidente de Anagni, en el que Sciarra Colonna había abofeteado al Papa Bonifacio VIII con lo que el Sumo Pontífice había muerto de humillación al cabo de un mes; del Inquisidor General de Francia, Guillermo Imberto, más conocido como Guillermo de París; y de Eguerrand de Marigny, quien al final se apoderará del tesoro del Temple y lo administrará en nombre del Rey, hasta que sea transferido a la Orden de los Hospitalarios.
Para ello se sirvieron de las acusaciones de un tal Esquieu de Floyran, espía a las órdenes tanto de la Corona de Francia como de la Corona de Aragón.
orden religiosa-militar, la de lo Hospitalarios. El acto de Chinon, que no disuelve a los templarios sino que los absuelve, era la base necesaria para la reforma, pero se quedó en papel mojado. La monarquía francesa reaccionó desencadenando un auténtico mecanismo de chantaje que obligaría posteriormente a Clemente V al ambiguo compromiso aprobado en 1312 durante el Concilio de Vienne: al no poder oponerse a la voluntad del rey de Francia Felipe el Hermoso que imponía la eliminación de los templarios, el papa eliminó la orden de la realidad de la época sin condenarla ni abolirla, sino más bien aislándola en una especie de “hibernación” gracias a un hábil artificio del derecho canónico. Tras haber declarado expresamente que el proceso no había probado la acusación de herejía, Clemente V suspendería la orden de los Templarios mediante una sentencia no definitiva dictada por la necesidad superior de evitar un gran peligro para la Iglesia, con la prohibición bajo pena de excomunión de continuar usando el nombre y los signos distintivos.



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